miércoles, 14 de marzo de 2012

Expertos persiguen crear el primer registro genético de especies autóctonas y de los ecosistemas desde el Neolítico

La investigadora del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) y profesora de la Universidad Pablo de Olavide Eloísa Bernáldez-Sánchez persigue a través del proyecto de excelencia motriz denominado 'Nuevo Enfoque Técnico-Metodológico para la Protección y Conocimiento del Patrimonio Arqueológico Orgánico: Paleobiología, ADN Antiguo y Análisis Físico-Químicos' la creación del primer registro genético de especies autóctonas y de las condiciones ambientales desde el Neolítico.

La investigadora del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) y profesora de la Universidad Pablo de Olavide Eloísa Bernáldez-Sánchez persigue a través del proyecto de excelencia motriz denominado 'Nuevo Enfoque Técnico-Metodológico para la Protección y Conocimiento del Patrimonio Arqueológico Orgánico: Paleobiología, ADN Antiguo y Análisis Físico-Químicos' la creación del primer registro genético de especies autóctonas y de las condiciones ambientales desde el Neolítico.

El proyecto, donde colaboran el IAPH, la empresa Genoclinics de la Universidad de Málaga, la Estación Biológica de Doñana, centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad de Upsala (Suecia) y el Centro Nacional de Aceleradores.

Así, según ha informado en una nota la Fundación Descubre, el estudio persigue crear un banco de datos genéticos de las especies autóctonas y de las condiciones ambientales registradas en los antiguos ecosistemas. Según Eloísa Bernáldez, "esta base de datos ayudará a medir el impacto de las culturas humanas en la naturaleza y además facilitará la elaboración de un protocolo de actuación y protección de este patrimonio arqueológico orgánico dirigido a investigadores, empresas arqueológicas y gestores del patrimonio cultural y natural".

Los investigadores obtendrán las muestras que conformarán el registro a través del análisis de huesos provenientes de vacas, conejos, cabras, ovejas y de otros animales que utilizaban los humanos hace más de 6.000 años para alimentarse. Este registro aporta pistas sobre la evolución del comportamiento trófico de los humanos, y de las consecuencias derivadas de las prácticas de la domesticación de especies animales.

Este material encontrado en los yacimientos de desechos y residuos generados por los humanos durante el holoceno --período que comienza hace 10.600 años--, denominados 'paleobasureros', constituye algo más que basura para estos expertos. "No solo podemos saber qué comieron nuestros antepasados, también podemos reconstruir el clima, los paisajes, los recursos naturales y cómo domesticaron especies animales y vegetales que les permitieron sobrevivir cuando otras especies desaparecían", señala la investigadora.
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(EUROPA PRESS) que.es/

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