miércoles, 15 de mayo de 2013

Neanderthal culture: Old masters

The earliest known cave paintings fuel arguments about whether Neanderthals were the mental equals of modern humans.

In a damp Spanish cave, Alistair Pike applies a small grinder to the world's oldest known paintings. Every few minutes, the dentist-drill sound stops and Pike, an archaeologist from the University of Southampton, UK, stands aside so that a party of tourists can admire the simple artwork — hazy red disks, stencilled handprints, the outlines of bison — daubed on the cave wall tens of thousands of years ago. He hopes that the visitors won't notice the small scuff marks he has left.

In fact, Pike's grinder — and the scalpel that he wields to scrape off tiny samples — is doing no harm to the actual paintings, and he is working with the full approval of the Spanish authorities. Pike is after the crust of calcite that has built up over the millennia from groundwater dripping down the wall. The white flecks that he dislodges hold a smattering of uranium atoms, whose decay acts as a radioactive clock. A clock that has been ticking ever since the calcite formed on top of the art. [...]

Nature 497, 7449 (2013). http://www.nature.com/doifinder/10.1038/497302a
Author: Tim Appenzeller

Actualización 01-06-13Neandertales, ¿los primeros artistas?
... En junio del año pasado, la revista Science daba a conocer los resultados de unos análisis realizados para datar algunas de las pinturas rupestres de varias cuevas del norte de España, entre las que se encontraba la de El Castillo, en Cantabria. Según aquel estudio, el trazo más antiguo de los analizados –un sencillo punto de color ocre–, tendría una antigüedad de unos 40.800 años, una fecha que coincidiría aproximadamente con llegada del Homo Sapiens a Europa occidental.

El estudio acaparó rápidamente la atención de medios de comunicación e historiadores, pues no sólo parecía demostrar que las pinturas de la cueva española eran las más antiguas de las descubiertas hasta la fecha (un “récord” que ostentaban las de la cueva francesa de Chauvet), sino que en opinión de algunos especialistas, podía sembrar la duda sobre la verdadera autoría de las mismas.

Por esta razón, el equipo internacional –con varios españoles entre sus miembros– que realizó los análisis, comandado por el arqueólogo Alistair Pike, de la Universidad de Southamton (Reino Unido), regresó a Cantabria en octubre de 2012 para tomar nuevas muestras y descubrir si algunas de las pinturas podrían ser aún más antiguas.

Si esto fuera así, y hubiera que retrasar aún más su cronología, podría significar que estas primitivas muestras de arte prehistórico no fueron realizadas por el Homo Sapiens, sino por neandertales, a quienes buena parte de los estudiosos no otorgan la capacidad mental de pensamiento abstracto necesario para crear manifestaciones artísticas y simbólicas.

Pero a falta de los resultados de los nuevos análisis –que no se conocerán hasta el año próximo–, las diferentes posturas al respecto, como sucedió en su día entre Cartailhac y Sautuola, han generado un encendido e interesante debate entre los partidarios de la autoría neandertal y sus detractores.

El más destacado entre los primeros es, sin duda alguna, el arqueólogo portugués João Zilhão, de la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados de la Universidad de Barcelona. Para Zilhão y su colega Francesco d’Errico, no hay duda de que los neandertales pudieron estar detrás de la creación de objetos decorativos como los hallados en la Gruta de Renne (Francia), que fueron descubiertos en un estrato aparentemente más antiguo al de los humanos modernos.

La postura de la mayor parte de los investigadores, sin embargo, no parece respaldar esta hipótesis. Thomas Higham, un experto en dataciones de la universidad británica de Oxford, sugiere que los estratos de la gruta francesa estaban mezclados, por lo que los objetos decorativos que Zilhão y sus colegas atribuyen a los neandertales serían en realidad obra de sapiens.

Un tercer equipo, encabezado por el paleontólogo francés Jean-Jacques Hublin –responsable del hallazgo de un fragmento de cráneo neandertal entre las piezas de la discordia de Renne–, coincide con Zilhão en que los objetos pudieron ser obra de neandertales, aunque matiza que no serían piezas creadas gracias a su capacidad creativa, sino que las realizaron influenciados por el contacto con los primeros sapiens que se adentraron en el continente.

El investigador portugués no comparte el punto de vista de Hublin, y esgrime otros argumentos para defender que los neandertales pudieron tener capacidades intelectuales que les habrían permitido crear manifestaciones artísticas rudimentarias.

Uno de estos argumentos se basa en el hallazgo de supuestos enterramientos neandertales (lo que les conferiría, en su opinión, cierto grado de espiritualidad). Sus detractores, sin embargo, no creen que estos enterramientos tuvieran una intencionalidad religiosa, sino más bien práctica –para evitar que los cadáveres fueran devorados por carroñeros–, o incluso que no fueron intencionados, sino el resultado de desprendimientos o corrimientos de tierra.

Otra de las “evidencias” esgrimidas por Zilhão consiste en los restos de pigmentos –generalmente negro de manganeso y ocre rojo– hallados en algunos yacimientos neandertales, y que el investigador cree pudieron haber utilizado para decorarse el cuerpo, al modo de las pinturas tribales.

Sus críticos, sin embargo, piensan que la presencia de estos pigmentos podía obedecer a otros usos, como repelente de insectos o conservante de pieles y alimentos.

La atribución de creaciones artísticas a los neandertales, por tanto, sigue siendo poco más que una sugerente y atractiva –aunque remota– posibilidad. Algo que podría cambiar si los resultados de los últimos análisis realizados en la cueva de El Castillo arrojan una fecha de creación de las pinturas muy anterior a la que se maneja hoy.  

Sin embargo, la diferencia tendría que ser muy grande para poder despejar todas las dudas. “Si Zilhão obtiene una fecha anterior a hace 50.000 años, quedaré convencido”, ha asegurado Hublin en declaraciones a la revista Nature. Eso supondría diez mil años más de antigüedad respecto a la datación actual de las pinturas. Una “barrera” que parece difícil de traspasar. En unos meses saldremos de dudas. Javier García Blanco / Fuente: Nature.

No hay comentarios: