El curso de un río puede mover los restos óseos de un yacimiento y, años
más tarde, secarse, con los consiguientes interrogantes que se
plantearán los arqueólogos después. Investigadores de la UNED y de la
Universidad Complutense de Madrid han empleado métodos estadísticos para
averiguar cuál es la mejor forma de saber si estos huesos han sufrido
‘una riada’.
Cuando los paleontólogos descubren un conjunto arqueológico con
restos óseos, una de sus mayores preocupaciones es saber si ese es el
lugar original de los huesos o si, por el contrario, llegaron allí
arrastrados por una corriente de agua o fuertes rachas de viento. Para
descifrarlo, tienen que analizar qué eje de los huesos representa mejor
al conjunto de los restos.
Investigadores de la UNED y de la
Universidad Complutense de Madrid han averiguado cuál es el eje más
apropiado y qué huesos son los que deben seleccionar los paleontólogos
para conocer su orientación.
“Hemos confirmado que lo más adecuado
es analizar los ejes mayores de los huesos largos, es decir, los que
recorren la mitad del hueso”, explica Alfonso García-Pérez, investigador
del departamento de Estadística, Investigación Operativa y Cálculo
Numérico de la UNED y uno de los autores del estudio. [...] agenciasinc.es/
martes, 30 de julio de 2013
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