lunes, 16 de septiembre de 2013

Investigación documenta fosos prehistóricos de Edad de Cobre en Valle Duero

EFE. Una investigación ha analizado 18 de los 40 recintos de fosos prehistóricos del inicio de la Edad del Cobre que se conocen en Castilla y León, de entre el 3.400-2.300 antes de Cristo, que son la primera prueba de vida sedentaria y de la existencia de sociedades compleja en el Valle del Duero.


 La investigación, a cargo del historiador y arqueólogo Marcos García, desarrollada en la Universidad de Valladolid bajo la dirección del catedrático y arqueólogo Germán Delibes, merced a una beca de la Fundación de Patrimonio Histórico de la Comunidad, ha durado dos años y ha partido de las imágenes previas de dieciocho yacimientos en el valle medio del Duero, Palencia, Salamanca, Segovia, Valladolid y Zamora.

Según ha informado la Fundación de Patrimonio Histórico en un comunicado de prensa, la investigación concluye que se trata de recintos que estaban habitados "con toda probabilidad", aunque eso no excluye que además fueran lugares "especiales donde se hacían una serie de ritos con el objetivo principal de cohesionar a la población dispersa".

Uno de los principales fines de estos recintos era mantener "la idea de una identidad común, de comunidad, aunque algunas familias vivieran fuera", y estas trincheras tenían unas dimensiones de entre media y 3,5 hectáreas, dentro podían vivir entre 150 y 200 personas al mismo tiempo como máximo, y se mantenían durante un centenar de años, entre tres y cuatro generaciones.

Foto: FPH / Europa Press

La investigación de Marcos García recuerda que en la Edad de Cobre emerge la figura del jefe de familia un linaje extenso, en lo que es el primer signo de jerarquización social, y es ese líder quien promueve la construcción de ese recinto para la tribu, en un momento en el que los productos secundarios como la lana, la leche o labrar la tierra propicia además el sedentarismo.

Estos recintos, poco conocidos en la Comunidad y que se descubrieron a mediados de los 90 en el marco de una campaña de prospección área, ya que no se perciben a simple vista desde el suelo, se abandonaron o cerraron en torno al 2.350 antes de Cristo, en un momento de cambios climáticos, con aumento de las temperaturas y avance de la sequía que propicia menos núcleos de población y más extensos como forma de adaptarse y sobrevivir.

En el comunicado, el investigador plantea que este estudio debe abrir camino a profundizar en la investigación de estos recintos y en su divulgación; y aboga por trabajar en la configuración de un mapa con todas las trincheras que puedan existir, ya que las conocidas se hallaron de forma fortuita. abc.es

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