Las piezas proceden de la isla de Cerdeña. / CSIC |
Se trata de la máxima distancia documentada hasta la fecha en el transporte de esta materia prima, una roca volcánica negra empleada en la elaboración de herramientas en el Mediterráneo occidental durante el Neolítico.
Los investigadores han revisado todos los restos de obsidiana recuperados hasta la fecha en yacimientos neolíticos de la península. Las seis piezas analizadas –cinco hojas y una matriz, la masa de materia de la que se han extraído las hojas– habrían guardado más relación con el prestigio social de sus dueños que con el fin para el que fueron elaborados, ya que fueron depositados en tumbas individuales como parte de cinco ajuares funerarios hace 6.000 años.
“El estudio de las huellas de desgaste de los restos demuestra su utilización en actividades cotidianas, así que no se trata de ofrendas funerarias producidas ex professo. Sin embargo, la rareza de esta materia prima en el contexto geográfico que hemos estudiado y la probable inaccesibilidad a estos productos para la mayor parte de la sociedad les otorgan una singularidad específica”, explica Xavier Terradas, investigador del CSIC en la Institución Milà i Fontanals y uno de los autores del estudio publicado en Journal of Archaeological Science.
Los seis restos analizados proceden de cinco necrópolis ubicadas en la provincia de Barcelona: Bòbila Padró – Can Tiana (Ripollet), Bòbila Madurell (Sant Quirze del Vallès), Can Gambús (Sabadell), Minas de Gavà (Gavà) y La Serreta (Villafranca del Penedès). [...] agenciasinc.es/
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