viernes, 20 de diciembre de 2013

El descubridor ignorado

Un año antes del hallazgo de las pinturas de Altamira, Leópold Chiron encontró los grabados de la cueva de Chabot, pero, aunque intentó dar a conocerlos, nadie le hizo caso

1/6. Léopold Chiron (1845-1916).
En 1878 Léopold Chiron, un maestro de escuela aficionado a la arqueología, estaba excavando en la cueva Chabot, en el departamento francés de Ardecha. La gruta no era muy grande y Chiron abrió en ella una excavación modesta en la que encontró muchos útiles prehistóricos. Al mirar las paredes descubrió una maraña de trazos grabados que le parecieron representaciones de animales y personas. Llegó a la conclusión de que aquellos 'dibujos' habían sido trazados por quienes habían tallado las piezas de sílex que estaba desenterrando y quiso dar a conocer su descubrimiento. Pero nadie le hizo caso. 

El hallazgo languideció en sus cuadernos de notas hasta que fue publicado una década después, cuando el techo pintado de Altamira (descubierto en 1879) ya era conocido y la polémica sobre su autenticidad continuaba desatada. Aunque el trabajo de Chiron fue reivindicado desde principios del siglo XX, ha pasado a la historia de las investigaciones del arte rupestre paleolítico como un personaje secundario, un 'predescubridor' situado en segundo plano.

El arte mueble y el arte rupestre prehistóricos no se descubrieron al mismo tiempo. De hecho, los arqueólogos y anticuarios empezaron a encontrar piezas de arte mobiliar paleolítico antes incluso de que el concepto 'paleolítico' fuera desarrollado y dado a conocer por Lubbock en 1865. Las primeras piezas de hueso decoradas con animales grabados habían aparecido entre 1833 y 1835, cuando Charles Darwin era solo un joven naturalista embarcado en el 'Beagle' y Bouchez de Perthes no había empezado a redactar aún su 'Antiquités celtiques et antediluviennes', en el que defendía la antigüedad del hombre y la existencia de una 'pre-historia'.[...] elcorreo.com

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