viernes, 2 de mayo de 2014

Ich bin ein Neandertaler

En 1989 pasé casi un año en la Universidad de Paderborn, al norte de Alemania. Y tuve una gran oportunidad. Un fin de semana, invitado por unos muy buenos amigos, alemán él y asturiana ella, me llevaron a visitar el valle de Neander, Neandertal, a no más de diez kilómetros de Düsseldorf donde mis amigos vivían. Fue mi primer contacto con la prehistoria.

Después, mucho después, durante los primeros trece años de este siglo y por razones que no viene a cuento relatar, pues no es el momento ni el lugar para contar mi vida profesional, tuve una segunda gran oportunidad. Conocí de cerca, muy de cerca, la prehistoria y a los prehistoriadores. Y muchas de las cuevas donde nuestros ancestros dejaron su huella.

Ahora, jubilado reciente y voluntario, sigo en contacto con ella. Y siguiendo sus noticias a través de las publicaciones científicas y periodísticas, me vuelvo a encontrar con mi amigo el hombre de neandertal, que en mis primeros tiempos era el Homo sapiens neandertalensis y que, por alguna razón que no soy quién para evaluar, perdió en los últimos años el adjetivo de sapiens.

En este seguimiento del asunto, dada la proliferación de noticias, me ha dado por revisar las últimas publicaciones en LA NUEVA ESPAÑA a través de su lectura diaria y de su hemeroteca entre 2012 y el mes de abril de este año 2014. Sorpresa. [...]  lne.es

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