martes, 24 de junio de 2014

Las pinturas de la Cueva del Niño (Ayna) son al menos 8000 años más antiguas de lo que se pensaba

El municipio albaceteño de Ayna  alberga  las únicas pinturas rupestres paleolíticas de Castilla-La Mancha. Según un estudio realizado por un grupo de arqueólogos y publicado en 2011 en la revista científica Zephyrus de la Universidad de Salamanca, las pinturas podrían tener más de 27.000 años. Esta cifra supone elevar su antigüedad entre 8.000 y 13.000 años más de lo supuesto hasta el momento.

Detalle del Panel Principal de la Cueva del Niño. es.wikipedia.org/

Calco de las pinturas rupestres de la Cueva del Nino, Ayna (Albacete). Imagen enviada por Ana García Moreno. lacerca.com/

En un barranco escarpado y de difícil acceso, conocido como Barranco del Infierno y situado en el cauce del río Mundo, encontramos la Cueva del Niño. En pleno corazón de la Sierra del Segura, los humanos que habitaron la zona durante el Paleolítico aprovecharon esta cavidad para buscar refugio. Se trata de un entorno con un alto nivel paisajístico, dominado por una rica diversidad faunística y vegetal. Pero más allá del espectacular entorno en el que se encuentra ubicada, la importancia de la Cueva del Niño reside en sus pinturas rupestres, únicas en Castilla-La Mancha.

Las representaciones, descubiertas en 1970, fueron dadas a conocer científicamente en 1971 por el arqueólogo Martín Almagro Gorbea, conservador en aquel momento del Museo Arqueológico Nacional. Cuando aún no era posible datar las pinturas por métodos físicos como el Carbono 14, Almagro les atribuyó una antigüedad de entre 15.000 y 20.000 años, basándose en sus características y su estilo. En 1973 un grupo de investigadores de la Universidad de Cambridge llevó a cabo una excavación, donde se encontraron evidencias de un hogar con algunos restos de animales al pie de las pinturas. Parte de los restos recuperados en la excavación fueron llevados a la Universidad de Cambridge, en Inglaterra, para su estudio, quedando allí almacenados durante años.

Ahora, gracias a ellos ha sido posible alcanzar una nueva estimación de la antigüedad de las pinturas. De acuerdo con un estudio realizado por Diego Garate Maidagan, conservador del Museo Arqueológico de Bilbao e investigador asociado a la Universidad de Toulouse (Francia), y Alejandro García Moreno, entonces investigador del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (Universidad de Cantabria), y actual investigador del Centro de Investigación Arqueológica Monrepos de Neuwied (Alemania), las pinturas –o al menos algunas de ellas- podrían tener una antigüedad de unos 27.000 años.
 
El estudio, financiado por el Instituto de Estudios Albacetenses de la Diputación Provincial, ha permitido datar uno de los huesos encontrados en la excavación de 1973 mediante el método del Carbono 14. De acuerdo con esta última datación, los arqueólogos han afirmado que el hogar situado al pie de las pinturas podría tener entre 28.000 y 27.000 años y por extensión las pinturas podrían tener también esa misma antigüedad. Esto significaría que las pinturas se habrían realizado en el periodo llamado Gravetiense, y que tendrían entre 8.000 y 13.000 años más de lo estimado inicialmente.


La mayoría de las pinturas se localizan en el vestíbulo de la cavidad, cerca de la entrada, y como es habitual en este tipo de arte prehistórico, representan una serie de animales. “Llama la atención la alta variedad de especies representadas. En la Cueva del Niño los cazadores paleolíticos pintaron, usando ocre de color rojo, varias figuras de cabras, ciervas y ciervos, bóvidos, un caballo e incluso una serpiente, animal muy poco común en otros yacimientos”, apunta García. Los investigadores aseguran que esta variedad, junto a la calidad de sus detalles y su excelente estado de conservación, convierte a estas representaciones en algo excepcional. “El ejemplo más famoso de este tipo de representaciones es la Cueva de Altamira en Cantabria”, asegura García. Aun así, los investigadores compararon las pinturas de cierva de la Cueva del Niño con las de la cornisa cantábrica, y pese a encontrar algunas semejanzas, descartaron la relación directa entre ambas zonas. Según los arqueólogos, las pinturas se asemejarían más a sus vecinas de la zona mediterránea y del sur peninsular como la cueva de Nerja.

Para el estudio, los investigadores se han servido de las últimas tecnologías. De esta forma, el proyecto también incluía una documentación tridimensional exhaustiva de las pinturas con fotos de alta resolución. “Hemos usado métodos alternativos de bajo coste para demostrar que es posible aplicar este tipo de tecnología a proyectos con menores fondos de financiación”, asegura García. Una vez hechas las fotografías, las imágenes fueron tratadas con ordenador para resaltar los pigmentos y mejorar así su visión.

En cambio, y pese a la importancia del yacimiento, los arqueólogos denuncian el aislamiento científico que ha sufrido la Cueva del Niño desde su descubrimiento en 1970. Una situación que según el doctor García se debe a su difícil acceso y a que la cueva no pertenece a ninguno de los principales núcleos pictóricos de la Península, como son la Cornisa Cantábrica y el Levante Peninsular. Este nuevo descubrimiento pone de manifiesto la importancia de las pinturas encontradas en la cavidad y su gran interés cultural y patrimonial.

Para sumergirnos en estos 27.000 años de historia que alberga la Cueva del Niño es necesario contactar con el Ayuntamiento de Aýna. Así podremos entender cómo vivían los primeros pobladores de la meseta y comprender mejor nuestro presente. Ana García Moreno / eldigitaldealbacete.com

Vídeo relacionado (2012)

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