miércoles, 20 de enero de 2016

La contaminación por la metalurgia se inició en Asturias hace 5.000 años


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Un equipo gallego aporta la huella más antigua de Europa, causada por la minería del cobre

La química ha reescrito parte de la historia oculta de España mediante la lectura de los libros escritos por la naturaleza. Estos no son otros que las turberas, acumulación de restos vegetales poco degradados, y que constituyen auténticos archivos del tiempo traducidos ahora por un equipo de edafólogos de la Universidade de Santiago. Lo han hecho en la turbera asturiana de La Molina, cuyo análisis de los metales (plomo, cromo, zinc y cobre) acumulados en ella a lo largo de miles de años ha incorporado nuevas piezas al puzle de la prehistoria.

Las conclusiones, publicadas en Science Total Envirommental, son cuando menos sorprendentes: la contaminación atmosférica debida a la actividad metalúrgica en la Península no se inició en el sur por la influencia de los pueblos mediterráneos, sino que se detecta con anterioridad, hasta 1.100 años antes, en el norte.

La Molina ofrece la evidencia más antigua de la extracción de minerales en el norte de la Península Ibérica, en este caso principalmente el cobre, y probablemente sea también la más antigua documentada en Europa. En concreto, la explotación de los yacimientos asturianos, y posiblemente también los de las comunidades limítrofes, se inició hace 5.000 años, en el Calcolítico, período anterior a la Edad de Bronce y tres mil años antes de la llegada de los romanos, que luego dejaron agotados prácticamente todos los depósitos de minerales.

La prueba es la huella de la contaminación producida por la metalúrgica, partículas de metales y gases que se liberaron a la atmósfera durante este proceso y que fueron transportados por el viento hasta las turberas, una huella del pasado que equivale a la química lo que pueden ser los fósiles para la paleontología. [...] lavozdegalicia.es / Link 2 

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