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Localidad de Checta |
Cada vez hay más indicios de que la escritura existió hace más de
5.000 años en el antiguo Perú y que las sociedades que poblaban esta
parte del mundo ya comenzaban a desarrollar una forma de comunicarse a
través del signo escrito, así como sucedió con los sumerios y egipcios
también hace cinco milenios.
Los primeros indicios de este fenómeno se encuentran en un sitio llamado
Checta, descubierto en 1925 por monseñor Pedro Villar Córdova. La zona arqueológica se ubica en el valle del
río Chillón, en el distrito de Santa Rosa de Quives, en la provincia de
Canta. Desde Lima, son tres horas de viaje.
En la margen derecha de la quebrada Alcaparrosa, se descubrieron al
menos 500 quilcas o petroglifos. Hoy, con las recientes investigaciones,
se sabe que los gráficos en las rocas corresponden a cuatro períodos
culturales diferentes. La fase dos de
Checta es una de las que más preguntas han planteado.
El arqueólogo Gori Tumi Echevarría, presidente de la Asociación
Peruana de Arte Rupestre (APAR), está abocado desde el 2009 a probar que
las figuras plasmadas en
Checta tienen un mensaje oculto.
UNA PRIMERA HIPÓTESIS
¿Qué le hace estar tan seguro a Gori Tumi Echevarría de estar frente a
la evidencia más temprana de escritura andina? Sostiene que su hallazgo
más importante es haber definido la cronología y secuencia del sitio,
en otras palabras, el orden temporal en que los quilcacamayoc hicieron
las figuras sobre las piedras. Eso, según cuenta, le permitió entender
que en Checta hay cuatro fases.
La primera (2.500-2.000 a.C.) consistía en hacer pequeños hoyos en
las piedras. La segunda fase (2.200 a 1.000 a.C.) tenía formas
abstracto-geométricas como círculos, círculos con puntos, cruces,
espirales, líneas rectas y sinuosas, etc. Es justo la que considera
escritura.
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Quilca de la Fase 2, Checta. Foto Gori Tumi 2006 |
La tercera fase (1.200 a 600 a.C.) está compuesta por motivos
seminaturalistas. Finalmente, la fase cuatro (800 a 200 a.C.)
representaba amarus (serpientes).
Con ese paso, Tumi Echevarría logró individualizar cada motivo de la
fase dos y ver si existía un patrón en las demás rocas. Luego de los
análisis de observación en las quilcas, se descubrió que los círculos
con puntos, las líneas rectas y sinuosas, los espirales y otras se
repiten.
Mayor fue su sorpresa cuando determinó que esas mismas figuras se
repiten en las quilcas halladas desde Supe hasta Lurín. “Este fenómeno
cognitivo, escritura, duró 2.000 años, tiempo suficiente para el
desarrollo y consolidación de un sistema de escritura ideográfica
compleja”, asegura Tumi Echevarría.
Según su hipótesis, este sistema de escritura tendría vínculos con
tradiciones ancestrales en la Amazonía. Para descifrar estos códigos, la
clave estaría en el conocimiento milenario de los pueblos amazónicos,
ya que hay testimonios de comunidades como los yaneshas que aseguran
haber hecho viajes de peregrinación a la costa central. Oscar Paz /
elcomercio.pe/
Noticia relacionada (2011):
Hallan escritura más antigua del Perú en Checta | UNMSM